MEVIBO COMUNICACIONES

miércoles, 21 de septiembre de 2011

martes, 6 de septiembre de 2011

El Museo Virtual, artículo en la Red de Museos Colombianos

Información
Conversaciones

El museo virtual
Esta sección está dedicada a presentar temas académicos o de coyuntura que propicien reflexiones en torno a la museología. Los planteamientos presentados en estos artículos pertenecen a sus autores. Invitamos a nuestros lectores a que conversen con los mismo y nos remitan sus comentarios al correo: museos@museonacional.gov.co

EL MUSEO VIRTUAL
Resumen
El siguiente artículo plantea la posibilidad de una nueva estrategia museal para aproximar el patrimonio y la cultura a la sociedad en general, mediante una instancia aparentemente irreal, pero que involucra todos los referentes posibles para hacerlo existente. Se extraen los aspectos más relevantes en torno a la experiencia de visitar un museo virtual, como aproximación al arte y a la sensibilidad que infunden los objetos hacia el público visitante, dejando de ser un simple sustituto. Se considera parte de la experiencia virtual, razonar alrededor de un museo imaginario que otorgue la posibilidad de proyectarse en la red como un reflejo de lo tangible sin limitarse únicamente a desvelar las sombras de la caverna puesto que involucra espacios de significación y reinterpretación en la recuperación de la memoria como factor de reflexión, así, observar lo virtual como un indicador de identidad.


Palabras clave
Museo virtual, museo imaginario, cultura, patrimonio, símbolo, reciprocidad entre el arte, el museo y lo virtual.



El Museo Virtual como herramienta de visualización en un Museo Imaginario.
Imaginemos una pieza de museo, algo coleccionable por el valor afectivo que le conferimos, imaginemos ese objeto dentro de una colección de piezas que le brindan su carácter único e irremplazable, imaginemos esa colección dentro de una sala de exposiciones, con el trabajo museográfico que requiera para hacer plausible una experiencia visual y sensible hacia dicha representación, imaginemos ahora otras salas dentro de un mismo espacio, dispuestas para hacer un recorrido y que esa estructura física arquitectónica esté ubicada en un punto geográfico como una manera de visualización de un museo imaginario.

¿Cómo hacer posible esta experiencia sino desde lo virtual?
Proponer una visita a lo que se considere la aproximación a un inventario de piezas cuyo propósito sea reconocer la riqueza histórica de las  mismas, el carácter patrimonial de una tradición, la presencia arqueológica de vestigios de otras culturas o simplemente el estado del arte en nuestro entorno; esto nos hace pensar en la relación directa entre la realidad y las imágenes, que a pesar de encontrarse enmarcadas dentro de un contexto virtual, cada pieza tiene su naturaleza real.
Teniendo en cuenta el enfoque con que se comprenden los museos virtuales de cara a la nueva Museología, se propone una manera diferente de exhibir los objetos sin encontrar limitaciones por cuestiones técnicas de conservación al momento de presentar las colecciones, procurando la salvaguardia de las mismas y garantizando la transmisión del patrimonio. Uno de los interrogantes que surgen con relación al manejo de la tecnología es la relación que tienen los nuevos medios de comunicación con el concepto de museo.
Con la aplicación de las nuevas tecnologías y los “mass-media”, se abren otras posibilidades para abordar los problemas y tareas específicas desarrolladas por los museos. El cambio de mentalidad en la sociedad del ocio y el concepto que está operando socialmente con relación a los museos, incide en las actividades llevadas a cabo en ellos mismos, al tiempo que la renovación es inminente para otras instituciones.
Los cambios en el concepto de cultura proporcionan que este privilegio ya no sea de unos pocos, cada vez hay más proyectos y programas que incentivan el acercamiento a la cultura como base, se está diversificando y desacralizando, considerándose como un bien social común, de libre derecho y una conquista de la civilización del ocio. Así la cultura de masas ha multiplicado los horizontes y los productos de actividad cultural, generando una revolución conceptual y una multiplicación y diversificación de los bienes culturales museificables.
Según Federico García Serrano, si la nueva civilización ha creado una amplia y generalizada conciencia social de la necesidad de conservar y revitalizar los testimonios culturales, multiplicándose la producción cultural y el número de objetos “a conservar”, la consecuencia clara es que día a día harán falta más museos, dotados de más medios y con un planteamiento mucho más tecnificado y racionalizado.
Es por ello que las instituciones culturales tratan de adaptarse a los requerimientos de la sociedad actual, a modo de cambio, para poder llevar una renovación continua, conforme los ciclos culturales se antojan cada vez más cortos.
Así nace el museo virtual a modo de necesidad cultural, un museo que se encuentra expuesto en la Internet y es interactivo con el usuario de la red; hablar de lo virtual tomando como base la museología significa resolver el problema que se ha planteado desde la manera de exponer las piezas que le dan relevancia a un tema específico, el decir que lo virtual no se opone a lo real, como lo expone G. Deleuze en “la differénce et repétition” 1987 (pag.269), es destacar la importancia de dichas piezas, observando a través de un museo virtual las imágenes de objetos reales que conforman sus diferentes colecciones como una experiencia visual que posibilita la interacción desde la construcción de nuevos espacios culturales para la identificación y representación del las diferentes temáticas o narrativas de los museos, hasta la utilización de espacios totalmente reales, donde poder debatir el estado del arte, a través de la interacción con piezas de exposición existentes, como un medio de reflexión.
Esta experiencia visual tiene la capacidad de crear nuevos mundos, visualizar es ir de lo real a lo subjetivo, anticipar la experiencia de lo sensible, tomando el arte como expografía de lo sensible. La obra de arte es un ente de sensaciones y la virtualidad del arte se confunde con la comunión de lo sensible, entonces encontramos al museo dentro de un proceso de metamorfosis que le confiere al objeto otra dimensión, otro status.
Virtual no es irreal ni inmaterial, es una forma delegada a un objeto que representa un impacto sensomotriz en el arte virtual, el arte de lo imposible, de lo imaginado, es la fuerza que está contenida en la definición de lo virtual (lat. virtus) que antes de significar valor o coraje, designaba sencillamente la fuerza.
Bernard Deloche en su libro “El Museo Virtual”, definía como un Museo Virtual, ese lugar donde no puede considerarse como tal el simple hecho de contar con una página web; sino de acercarnos más a la idea de reflexión ante la teorización y en vista de la imposible unidad en los puntos de vista alrededor del tema de los museos, discutir el cuestionamiento de los principios que rigen las instituciones museales, interrogándose sobre su sentido. Entonces cabe preguntarse si ¿los nuevos medios de comunicación cobran importancia para el museo o modifican su sentido? La afirmación es que el museo adquiere aun más sentido, encontrando una relación de reciprocidad entre el arte, el museo y lo virtual.
De frente a la evolución de los museos en el mundo de hoy, nos encontramos con el surgimiento de museos que toman su lugar y adoptan un espacio, planteando nuevas metodologías para la conservación y la catalogación de sus colecciones.
Así, la función representativa, responde a los fenómenos culturales que como el ocio y el turismo, se convierten en demandas del tiempo libre, corriendo el riesgo de la frivolidad como visión moderna.
Igualmente, observar como existe una inquietud por captar la atención de un público que no visita los museos, los sitios de difusión artística y cultural, enriqueciendo la oferta de experiencias desde lo virtual con otro tipo de alternativas, donde la particularidad radica en la interacción del público con un museo imaginario que podría partir de un proyecto arquitectónico, con el propósito de aproximar la realidad de sus colecciones al observador, tal como describe A. Malraux en su libro “Le musée imaginaire” donde ve el acercamiento a una pieza como la tenue realidad de la imagen de la que extrae su propia realidad.
¿Cómo intervenir un museo desde el imaginario?
Desde siempre el ser humano ha pretendido preservar sus conocimientos, de manera oral y visual, transmitiendo un sentido cultural intangible y también material, como el “homo symbolicus” que creaba piezas y grababa momentos esenciales de su vida en las paredes. Los símbolos como fundamento del museo imaginado, son interpretados como imágenes surrealistas que navegan en nuestro inconsciente, sin existir un acceso directo o inmediato a lo real, es la creatividad la que puede darle el sentido deseado, además, todo conocimiento es simbólico pues es un proceso plural y abierto a todo público, el inconsciente colectivo es donde convergen las funciones subjetivas y las comprensiones simbólicas en los distintos grupos humanos a lo largo de la historia y de las diferentes culturas.
Esto cobra sentido cuando lo relacionamos con el concepto de museo, ese sentido creador se convierte en un valor tan preciado como una obra de arte que se guarda, se conserva y se divulga. Existen lugares que en sí mismos son museos, por su historia como la ciudad de Pompeya o las ruinas del Machu Picchu por su impacto cultural, los parques naturales por su ecosistema o algunas ciudades o pueblos por su encanto, y en todos ellos existe un componente atrayente particular, a modo de detalles, objetos o estructuras que reunidos conforman un museo.
Cabe destacar uno de los primeros asomos al museo por parte del rey asirio Asurbanipal, una de las figuras míticas del coleccionismo, c. 2680 años atrás, quien extendió su dominio como también la cultura; conquistando territorios en Egipto, llevó un botín de guerra que fue exhibido a las puertas de Assur para provocar la admiración y el orgullo entre su pueblo. Este “afán de captura y posesión” de las realizaciones artísticas de la cultura conquistada, adquiere un carácter de trofeo, encontrando en la ciudad el escenario apto para la exhibición pública de las obras, imprimiéndole un carácter instructivo y un sentido simbólico. Su capacidad para el coleccionismo se evidencia también con la realización de la biblioteca de escritura cuneiforme más antigua, donde reunió más de veinte mil textos, conservados hoy por el British Museum.
A su muerte y después de una serie de sucesos y renovaciones, su palacio recibió el nombre de “gabinete de las maravillas de la humanidad”. La ciudad y el palacio aparecen históricamente, como los primeros escenarios para exhibir las artes suntuarias tomándose como referente de la actividad pre-museística.
La conexión entre la gente, los lugares y los objetos, desde una interpretación simbólica, involucra los valores, en ese sentido, el museo imaginario promueve una ética en la transmisión de la memoria como factor identitario, como conciencia social del patrimonio que a pesar de la interrelación con las tecnologías de la comunicación, domina la realidad que nos rodea. Así, los espacios de significación y reinterpretación, siempre han sido reales y se convierten en material de investigación para el rescate de la tradición y la recuperación de memoria.
El museo imaginario no sería entendido como un sustituto de lo real, sino como expansión particular, con funciones específicas para la apreciación artística y la investigación histórica, en ese sentido el museo no busca ser un nuevo museo, sino plantear un espacio de reunión no solamente de piezas, sino de expresiones o temáticas a veces intangibles, con las cuales realizar un trabajo museológico más exhaustivo y centralizado.
Una de las problemáticas que surge, es la relación de la escala con el tamaño real de los objetos, encontrar ese realismo dimensional que cada obra posee ajustándolo al espacio mediante la fotografía y obtener la relación de tamaño verosímil que transmita al visitante la justa proporción de esa virtualidad, mediante los soportes tecnológicos disponibles.  
A partir de la fotografía como manifestación del museo imaginario de Malraux, el objeto pasa de ser visto como un material tangible, físico a una imagen artística y pasa de ser el sustituto a convertirse en la manifestación de la tecnología al servicio de los museos, como un doble del original, un rastro controlable del objeto, una exploración provechosa de objetos.
Por ejemplo se puede utilizar la iluminación como elemento para hacer destacar cosas inesperadas, los espacios se pueden reubicar, las obras reestructurar sin sufrir cambios, inclusive la restauración puede reflejar un mejor estado para las piezas en deterioro.
El proceso de sustitución analógica y analítica se entiende como un nuevo tipo de reflexión del museo, donde la virtualidad ocupa un lugar no real sino sustitutorio, con la doble misión de preservar como conservación y mostrar con un sentido didáctico.
La interacción con el mundo genera un trabajo en red con museos pares e instituciones afines, donde sobresale el propósito en consonancia con lo político, social y ambiental; como una manera de abrir la cultura y el patrimonio a un público más amplio, intensificando la cobertura museal a disposición de la sociedad y emprendiendo el acercamiento de conocimientos entre la academia y los museos que propicien la cooperación y el fortalecimiento integral, con la herramienta de lo virtual para visualizar un museo imaginario.

Fernando Aníbal Pérez

Director

Museo del Vidrio de Bogotá



http://www.museoscolombianos.gov.co/index.php?pag=home&id=167|211|76